Ya se han cumplido 3 años desde que en el Liceo de
Aplicación ocurrió quizás uno de los hechos más lamentables de su historia, el
derrumbe del túnel en Cumming 21. Dejando de lado los hechos que lo
ocasionaron, podríamos decir que en medio de la crisis, tuvimos que pasar nuestros conflictos rápidamente para unirnos como comunidad y empezar una larga lucha contra las autoridades para intentar recuperar nuestra casa.
El derrumbe fue un ejemplo claro de como se encuentra la
educación publica en el país y demostró la intención que tiene el modelo
neoliberal y sus servidores, las autoridades, de derrumbar las pocas
instituciones educativas emblemáticas que hasta el momento van quedando. Pero
antes de comenzar con nuestra lucha por recuperar nuestro espacio, tenemos que
reconocer que primero tuvimos una gran pelea con el fin de conseguir la unión
que necesitábamos para poder emprender esa lucha. Las autoridades se empeñaron
en separarnos, aplicaron la estrategia de jugar al desgaste de nuestra lucha,
pero no lo consiguieron, y además, recordamos con desprecio como en ese entonces, no había intenciones ni voluntad siquiera de mantener a la comunidad del liceo unida.
Se logra encontrar entonces, el recinto de Huérfanos de la Universidad de la Republica , lugar donde por
lo menos nos logramos mantener unidos los alumnos mientras se reconstruye nuestro liceo, cosa
que ha sido la constante batalla desde ese entonces, no olvidamos tampoco la
promesas que sonaban fantásticas, una reconstrucción de casi 14 mil millones, pero que finalmente se quedaron solo en
promesas que nunca se cumplieron.
Con el tiempo, nos
dimos cuenta cómo dos generaciones completas del liceo ingresan sin
saber cuál es su verdadera casa, no supieron lo que era correr por los pasillos
de Cumming 29, ni ver obras en la pérgola, ni hacer asambleas en el gimnasio, y
la promesa del gran liceo cada vez se esfumaba más. Vino el terremoto y
finalmente fue la excusa perfecta para que las autoridades demostraran lo que
había sido su verdadera intención desde un principio: destruirnos
completamente.
Pero lo que ellos no recordaban, era que estando en
otro lugar, teniéndonos hacinados, los estudiantes aun nos encontrábamos ahí, éramos los mismos estudiantes de un liceo con historia
de lucha por justicia social, que siempre se ha caracterizado por la formación
de gente critica, los mismos que con nuestro recuerdo fuimos capaces de
levantarnos contra la autoridad y sus promesas falsas y junto a toda la
comunidad exigir lo que nos corresponde. Defendimos la casa canaria y logramos
a fines del año pasado ganar una batalla donde terminamos haciendo que las
autoridades hicieran un real cronograma de construcción, donde no solo los
comprometimos a cumplirnos, sino que nosotros seriamos quienes velaríamos
porque ellos trabajen.
Manteniendo esta lucha interna con las autoridades para que
construya nuestro liceo, los estudiantes y gran parte de la comunidad del Liceo
de Aplicación no solo nos mantenemos más despiertos que nunca por esto, sino
que también pasamos a ser parte de la movilización social mas grande vista en
décadas, siendo el primer Liceo en movilizarse el día 4 de junio del año 2011 por
las falencias de un sistema educativo que reproduce la desigualdad del país en
su modelo. Los mismos que no nos querían reconstruir nuestro liceo hoy defienden
este sistema educativo de mercado, y defienden sus intereses por encima del bien de todos.
Aunque ya ha pasado tanto tiempo, sabemos que seguimos los mismos, hemos demostrado que podemos dar estas luchas, y además salir victoriosos, porque hoy en día, aunque por un lado se encuentre en el piso, el alma del Liceo de Aplicación esta mas fuerte que nunca, la vida del liceo se mantiene con nosotros, y se defenderá hasta estar completamente recuperada y hasta conseguir una educación igualitaria, gratuita, publica y de calidad.