domingo, 14 de junio de 2020

Un pequeño Desahogo...


Desahogo social - Inicio | Facebook

Quiero escribir esto solo para recordarme de adonde vengo.

Me molesta en forma recurrente, ya venga de las facultades de derecho, o en las diferentes instancias universitarias donde he estudiado o participado, cuando se alega por la infraestructura, por los baños (sus lujosisimos baños), y cuando se afirma que poco menos todos en estas instituciones "Públicas" están en precarias condiciones teniendo algunos sectores tantos lujos y tan alto nivel de dignidad. Cuando se habla de los marginados con cierta ligereza que demuestra que no son más que un sujeto discursivo poco conocido en la vida de muchxs. Un sujeto de investigación. Teórico, de luchas empaticas, pero no de realidad. Bueno, debo reconocer que con los años entendí peticiones al también tener buenos amigxs y conocer sus casas, las variadas formas de vida y romper ciertos sesgos que me da la intolerancia. Antes de irme a Valparaiso, si bien me sabía no rico, siempre me sentí privilegiado.

Hoy les presento una noticia que busque hace un tiempo porque sentí rabia de mi yo del pasado. Mi indolencia fue grande y no fue más allá de un "oh la media vola" para el Matías del 2012, que hayan asesinado a un compañero de liceo al enterarme por el grupo curso de esa época.

El Alejandro era un tipo violento y hostil (es barsa que ahora lo trate así, porque siempre pa mi fue el sopaipa, o "el 8" por su aspecto físico). Si hay algo que adoraba era a la U. de Chile lo que hacía que amenazará a cualquier autoridad del liceo si intentaban que no fuera a clases sin su buzo chuncho de siempre (de los hinchas más fieles que conocí). Era un cabro que cayo en mi curso después de repetir y que simplemente en mi curso era un tipo odiado. Yo comúnmente cuento que tenía muy pocos amigos en mi sala de clases, pero el no tenía compañeros tampoco, ya que simplemente nadie lo soportaba. Era una persona sumamente amenazante y violenta que hasta al más visceral del curso molestaba cuando también se quería concentrar, y con varios llego a los combos porque también era de amenaza rápida.

No vengo a contarles su realidad porque tampoco la conocí. Solo se que el tenía problemas graves para relacionarse y su forma de ser daban cuenta de que se relacionaba demostrando que para él ir a la defensiva es sobrevivir pero no como pasaba con todos nosotros (que también en parte eso podíamos sentir) sino de las realidades más duras de la calle, el conflicto, la violencia. Para la toma del 2011 que cambio nuestras vidas y que nos hizo contrastar nuestras realidades, donde muchas eran precarias, este compa desapareció. No lo vimos más después de la movilización más grande de nuestra vida (hasta ese momento) y en los pasillos de la ratonera de Huérfanos donde estudiábamos (no teníamos colegio), habiendo salido de cuarto medio la generación del curso en la que entro y donde si puedo decir tenía amigos y compañeros, hasta puedo asegurar que muchos rápidamente lo olvidamos.

Solo volvimos a saber de él por esta noticia. Lo mataron en una fiesta en una junta de vecinos después de una riña. Le dispararon en su abdomen y luego de llegar al hospital falleció. "Murió en su ley" nos repetimos ciegamente muchos cuando nuestra lucha de esa época por más educación, más dignidad nos hacía a la vez tener que ser tan fríos. 

Pero pensándolo bien, quizás era necesario ser así de fríos. Era necesario ser fríos en un ambiente donde si bien muchas veces nos sentimos tan cómodos, aún cuando no habían mujeres y se exacerbaba la masculinidad hegemonica y la violencia, teníamos que resistir en esas lógicas de competencia académica escolar. Queríamos cambiarlo todo, lo cuestionábamos pero queríamos salir de ahí agarrando las últimas oportunidades que muchxs como nosotros no tienen, y como desahogo ante años de iluminaciones intelectuales sobre la precariedad, simplemente no voy a olvidar los espacios que me identifican y que a muchos nos identificaban.

No olvidaré convivir sin colegio, con las amigas baratas y los olores en salas de 4x4 para 45 personas, los baños rotos y sin agua, hacer educación física en la calle en el parque de los reyes mientras gente que vivía ahí dormía, los cabros presos o con internación en SENAME por su criminalización y luchas, las faltas de material de lxs profes, nuestro alcoholismo adolescente y almuerzos por $500, los hermosos días post conflicto con los municipios que se reflejaban en desayunos con pan con palta, la falta de sillas, la falta de seguridad y primeros auxilios, la persecución de los pacos, los cabros con problemas, conflictos y carencias, la falta de patio, las faltas. Todas las faltas que algunos ni imaginan y hablan de carencias. Años reivindicando la memoria colectiva como derecho humano y olvidaré lo que me hizo más humano. Lo siento, pero cierta parte de mi no puede ser indiferente cuando reivindican esta realidad que no conocen. Quizás no lo sabíamos, pero nuestra realidad es un reflejo claro de lo que pasa ahora. Si no paso las propuestas de un compañero progre que escribe del marginal sin conocerlo, no tolerare a la derecha golpista que quiere resolver el hambre sin vividla y enriqueciéndose o sacando réditos a toda costa. Si ni yo me siento preparado para hacerlo, si ni siquiera escuchan a lxs protagonistas, si cuestionan al que rompe una cuarentena buscando sustento. No tendrán jamás mi disposición a su injusta clemencia con quienes no deben ser juzgados cuando apenas sobreviven y no hay remordimiento en un enorme sentimiento de rabia y odio cuando ni empatia lejana tienen.

En fin, esto es un desahogo al que tenía que darle algún sentido. El sentido es que tengo una historia común de lucha de adolescente que no olvidaré, y tampoco quiero olvidar a quienes en cierta forma vivieron conmigo esa historia. No podemos olvidar al Alejandro, del que, siendo sinceros, hace un par de meses no recordaba su nombre por la forma en que le decíamos "el ocho", pero que busque justamente porque no me creen cuando cuento su historia. Porque el es un caso más de vida de marginalidad y de violencia sistemática, de esa que se reproduce día a día con la miseria, la falta de oportunidades, el gueto y la valentía para afrontar la vida dando cara cuando tienes absolutamente todo en contra, y si buscamos una sociedad distinta, rompiendo con esa precariedad de la que tanto nos llenamos hablando, el objetivo es frenar la reproducción de estas vidas injustas y luchar por nunca más volver a verlas.

sábado, 6 de junio de 2020

“NOS ENCONTRAMOS EN UN PARÉNTESIS”

(Este escrito nació por inquietudes que escribí en notas del teléfono y al escuchar el streaming de académicos de la página de Facebook “Communes” donde Alejandra Gonzalez Celis dijo la frase “no olvidemos que nos encontramos en un paréntesis que pronto se va a acabar”).
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Protestas en Chile: las consecuencias económicas y de imagen de la ...

Una cuestión que a todos nos ha hecho difícil estos tiempos son los pendientes. Esas cosas postergadas ya sea por la necesidad de cerrarse con una reunión física y con la visualización del otrx, como también todo aquello que se hace imposible de concretar sin poder salir de nuestras casas. Lo que hace aún más complejo todo es que además el mayor pendiente es el que hemos dejado en la construcción de un nuevo Estado. Un nuevo Chile que jamás volverá a ser el que hemos vivido.
No podemos olvidar que nos encontramos en un paréntesis. Es un paréntesis largo que se intercalo en la narración que vamos haciendo de nuestra historia y que ha manifestado de mucho mejor forma las cuestiones más duras de esta: la desigualdad, la pobreza, el hambre, la miseria y su violencia. Se hace importante eso sí, no perder de vista que en algún momento se cierra el paréntesis, esto porque gramaticalmente es común el error del olvido ante la irrupción extensa en la historia, y así como en la ortografía, si no cerramos el paréntesis la historia que se va narrando se hará incomprensible y su confusión terminará agotando, desilucionandonos nuevamente por un urgente y anhelado desenlace que otra vez no fue.

Si hay otro gran problema, es que este paréntesis que irrumpe no lo hizo en un texto escrito. Si la historia que venimos construyendo hace meses tiene algo de especial, es su espontaneidad asimilable a la mejor oratoria, paya o improvisación al más puro estilo libre y marginal de nuestros barrios, villas y poblaciones, de esa que emerge con fuerza, segura e incomodando a todo el que no se preparó, no lo vio venir o desconocía la potencia de palabras de realidad. Con todo, si somos y hemos sido el ingenio improvisado de los que nada tienen que perder porque ya les quitaron todo, perderse ante un paréntesis que se intercala con fuerza puede ser tan común como el cambio de rumbo de la improvisación misma. 

Es allí donde el desafío comienza. Porque el mareo de la rima extensa pierde a cualquiera y le da vueltas la cabeza a quien improvisa, así como la congoja, angustia y el estrés de una pandemia de la que no vemos fin, que nos asusta, entristece y enrabia. 
Foto Vídeo DEM batlles
Entonces, pareciese que para finalizar esto solo tendremos dos opciones: o terminar contraidxs, agotadxs, corriendo por el angustiante y doloroso camino de las ideas, muertes, heridas y secuelas del largo andar narrado que nos quitó hasta los sueños; o pateamos el climax de la historia cerrando el paréntesis gracias al apoyo mutuo, retomando nuevos aires gracias a ese grupo enardecido que escucha al pueblo improvisador, se representa, celebra y apoya sus ideas gritando con dignidad y memoria de cuando comenzó todo, manteniendo la moral, haciéndose cargo de los paréntesis y pendientes, invitándonos a que el remate sea con más fuerza que nunca. 

Está claro entonces el camino a perseguir. Mientras aquellos que niegan los pendientes nos imponen conservar, olvidar y mantener todo tal y como está, la improvisación de este pueblo es la demostración de que a los defensores de este modelo les da miedo asumir los riesgos y sus culpas y el ingenio de nuestra espontaneidad que ya nos da el argumento claro de su fracaso, nos da la esperanza de que terminado el paréntesis, el volver a resolver pendientes con la consciencia de lo ya recorrido, rematará cada vez más cerca de nuestra victoria.